Nuestro rol como profesores en nuestras lecciones de español u otros idiomas

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LA ENSEÑANZA DE LENGUAS: ALGUNOS ASPECTOS A CONSIDERAR SOBRE NUESTRO ROL COMO PROFESORES EN LA CLASE DE ESPAÑOL U OTROS IDIOMAS


Este artículo está dedicado especialmente a todos aquellos tutores de español u otro idiomas cuya formación profesional no es el campo de la enseñanza o todos aquellos tutores jóvenes que aún no estudian una carrera universitaria y enseñan español en plataformas online o de manera freelance. Aquí expondremos algunas de las ideas del capítulo 1 del libro “Learning Teaching” por Jon Scrivener en el cual nos plantea la siguiente pregunta incómoda:


¿ES INDISPENSABLE UN MAESTRO PARA APRENDER UN IDIOMA?


Está demostrado y se sabe que alguien que aprende o quiere aprender una lengua no necesita forzosamente de un profesor o tutor. Un aprendiz de cualquier idioma puede aprender de diferentes formas: Hay quienes pueden aprender:


✅ de manera independiente con la ayuda de libros, audios, aplicaciones y/o videos.


✅ simplemente “absorbiendo” el idioma al vivir y comunicarse en el lugar donde se habla dicho idioma (a esto se le conoce como inmersión).


Pero no nos desanimemos, ya que por supuesto, hay quienes aprenden al asistir a una clase con un profesor y otros estudiantes, ya sea que asistan por cuenta propia (ej. una escuela de idiomas) o de manera forzosa (tales como asignaturas obligatorias en cualquier nivel educativo). Y gran parte del aprendizaje en el aula va a involucrar elementos de ambos casos: autoestudio, aprendizaje por exposición, asimilación (inmersión) y trabajo en clase.


Pero, si es posible aprender un idioma exitosamente sin la necesidad de un profesor, entonces ¿qué diferencia hace el tener un maestro durante el proceso de aprendizaje? ¿por qué las personas pagan por tener un maestro? y de manera muy directa y franca, ¿para qué rayos sirven los maestros? Estas preguntas básicas serán de mucha relevancia si tu eres o planeas ser un profesor de una lengua.


Antes de comenzar a responder las preguntas del punto anterior, pensemos por un momento, cuando piensas en “un maestro” ¿cuál es la primera imagen o recuerdo que viene a tu mente. ¿Será acaso la imagen de un maestro que amamos u odiamos de nuestros años como estudiantes; nosotros mismos al impartir una clase; un maestro teatral, alegre e ingenioso; o una especie de profesor genérico tradicional, parado frente a la clase, hablando y explicando, mientras la clase le escucha atentamente?


Photo by Jack Moreh from Freerange Stock


LA INFLUENCIA DE LOS MAESTROS DE NUESTROS AÑOS COMO ESTUDIANTES


Muchos profesores nos hemos visto tal vez profundamente influenciados por el tipo de enseñanza que tuvimos en nuestros años como estudiantes. Si lo pensamos por un momento, a lo largo de nuestra vida como estudiantes hemos observado y experimentado un montón de instrucción (de diversos tipos) y esto con frecuencia, puede influenciarnos de manera sutil y profunda. Ya sea que seamos conscientes de ello o no, mucha de la visión que tenemos acerca de qué es y qué debería hacer un maestro pueden remontarse a los muchos años de observación desde nuestra perspectiva como estudiantes. Tristemente, muy poca de la enseñanza que ha dejado una impresión en nosotros ha sido buena. Al igual que algunos excelentes maestros, muchos de nosotros hemos visto probablemente ejemplos de maestros que son aburridos, poco amables, incompetentes, sarcásticos o ineptos.


¿ES REALMENTE ÚTIL LA ENSEÑANZA “DIVERTIDA”?


Es verdad que muchos alumnos asisten a una clase a aprender un idioma en vez de solo asistir al “espectáculo divertido” que esta pueda ofrecer. Si bien es cierto que nadie quiere que sus lecciones sean aburridas, es importante constatar si la clase de un maestro con un estilo de enseñanza “divertido” está realmente enseñando algo. Un profesor que habla mucho constantemente, hace bromas y chistes, divierte a la clase con sus ocurrencias etc. pueden darnos un momento de entretenimiento, pero esto podría simplemente cubrir el hecho de que muy poco se asimila y se usa por parte de los estudiantes. Si bien este tipo de monólogos pueden resultar útiles como un tipo de exposición al lenguaje, esto no es suficiente para justificar lecciones regulares de este tipo. Y si eres uno de esos maestros que creen que este tipo de enseñanza es algo aspiracional, tal vez sea momento de persuadirte de lo contrario.


¿QUÉ ES LA ENSEÑANZA “TRADICIONAL”?


Para muchos de nosotros, la enseñanza a la que estuvimos expuestos en la escuela ha sido un estilo que podríamos caracterizar como “tradicional”. Mientras que las características podrían variar mucho de escuela a escuela y entre diferentes países y culturas, aún habrá aspectos de enseñanza tradicional que para muchos resultarán familiares.


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¿CUÁLES CON ALGUNAS DE LAS CARACTERÍSTICAS DE LA ENSEÑANZA TRADICIONAL?


La enseñanza tradicional puede tener muchas variantes, pero frecuentemente se caracteriza por el énfasis de lo que podríamos denominar “pizarra y discurso”, en otras palabras se trata de un profesor que usan el pizarrón y explica cosas la mayor parte del tiempo- como si transmitiese conocimiento a la clase - con preguntas ocasionales por parte de los alumnos. Por lo general, después de la explicación del maestro, los estudiantes harán ejercicios de práctica para determinar si comprendieron lo dicho por el profesor. A lo largo de la lección el maestro:


🔴 mantiene control absoluto sobre el tema


🔴 toma decisiones acerca de las actividades que se necesitan y organiza lo que los estudiantes hacen


🔴 es muy probable hable la mayor parte del tiempo


🔴 puede ser por mucho la persona más activa en la clase


El papel de los estudiantes es principalmente:


🟥 escuchar


🟥 poner atención


🟥 (y tal vez) tomar notas con la intención de asimilar la información.


A menudo y casi como por derecho, el maestro se toma la libertad de dirigir, dar órdenes, amonestar, reprender, criticar entre otras cosas con poco o nulo consentimiento del alumno o alumnos.


Esta visión del maestro como “emisor” se encuentra ampliamente extendida, y en muchas culturas representa el modelo predominante de educación. Los alumnos esperan que el maestro les enseñe de esta manera e incluso muchos colegas profesores podrían mostrarse críticos y desconfiados de los maestros que no siguen este modelo. En estos casos, es importante recordar que la elección de la metodología no es solo cuestión imponer aquello que creamos es “lo mejor”, sino es también considerar que es apropiado para cada lugar y personas específicas. Lo que hagamos en cada escuela o con cada alumno será a menudo el mejor balance entre lo que creamos y lo que parezca apropiado en el contexto local.


Una metáfora simple para imaginar este tipo de enseñanza tradicional es el de “la jarra y la taza”- el conocimiento es algo que se vierte desde un recipiente lleno hacia uno vacío. Esto se basa habitualmente en asumir que el maestro es el “conocedor” y tiene la tarea de “pasar” el conocimiento a sus estudiantes y que el explicar o demostrar algo lleva al aprendizaje y si esto no pasa, es porque el maestro ha hecho un mal trabajo o el alumno es incompetente o perezoso.


En muchas circunstancias, las largas cátedras o explicaciones del maestro pueden ser un método eficiente para informar algo a un gran número de personas. Sin embargo, si nuestra propia experiencia educativa ha tenido principalmente este enfoque de enseñanza, entonces vale la pena detenernos por un minuto y cuestionarnos si este es de hecho el método más efectivo y eficiente. Si bien muchos maestros necesitan ser buenos explicando en diversos momentos de sus clases, un método basado única y principalmente en la “explicación” puede ser problemático.


¿SI HAY ENSEÑANZA, HAY NECESARIAMENTE APRENDIZAJE?


Es tentador pensar que si hay enseñanza, naturalmente también hay aprendizaje, pero debemos de hecho hacer una distinción de ambos términos. Una fórmula sencilla para ayudarnos con ambos términos es la siguiente: T ≠ L “Enseñanza” no es igual a “aprendizaje”.


La enseñanza no necesariamente conduce al aprendizaje. El hecho de que la primera ocurra no significa que automáticamente la otra lo haga. El aprendizaje - de cualquier cosa, sea donde sea - requiere de energía y atención del aprendiz.


📍 Nadie puede aprender algo por alguien más.


📍 Tiene que hacerse mediante el propio esfuerzo.


📍 Nadie puede transmitir entendimiento o habilidades en nuestras cabezas.


Existe la posibilidad de que un maestro ponga mucho empeño en su instrucción y que al final no haya aprendizaje alguno, de igual manera, un maestro puede en apariencia no hacer mucho, pero sus alumnos están de hecho aprendiendo bastante.




¿CUÁL ES LA PERSPECTIVA DE LOS ALUMNOS SOBRE LA ENSEÑANZA “TRADICIONAL”?


Si hablamos con alumnos (e incluso padres) hay una creencia generalizada de que el simple hecho de estar en una clase con un maestro, escuchando “atentamente” es de cierta manera suficiente para creer que se está aprendiendo algo. Por lo tanto es de esperarse que haya un rol muy activo por parte del profesor , quien de alguna manera es responsable de “radiar” conocimiento a la clase. Por otro lado, en esta visión, se asume un rol más pasivo del estudiante, cuyo trabajo es principalmente el de asimilar y almacenar el conocimiento recibido. No obstante, esta es una visión errónea de cómo aprenden las personas.


¿QUÉ TAN ÚTIL ES EXPLICAR EN CLASE?


El aprendizaje de idiomas, especialmente, parece no beneficiarse mucho de largas explicaciones. Si esta se hace en el idioma que se está enseñando, entonces hay un problema inmediato, los aprendices tienen- por definición - una comprensión limitada de este nuevo lenguaje y por lo consiguiente cualquier explicación extensa o difícil en la “lengua meta” será muy posiblemente más difícil que el tema en sí mismo.


Incluso si la explicación se hace en la lengua del estudiante, explicaciones de cómo funciona la lengua (siempre que aporten cierto valor) parecen ser más efectivsa en referencias muy breves, en indicaciones y en correcciones: los aprendices por lo general no serán capaces de usar información compleja y detallada de “cátedras” extensas de un tema en particular. La habilidad para usar una lengua parece más algo que se aprende al intentar hacer en vez de solo intentar aplicar una gran cantidad de información aprendida.


Los aprendices parecen necesitar un número de cuestiones que van más allá de simplemente escuchar explicaciones. Entre otras cosas, necesitan estar expuestos a modelos comprensibles del lenguaje (no solo los monólogos del maestro) y necesitan también oportunidades para experimentar y comunicarse con el lenguaje por sí mismos en maneras relativamente confiables.


Si algo de esto ocurre, es muy probable que la forma de trabajar en clase involucre un número de modos diferentes y no solo una simple cátedra del maestro. Por supuesto que mucho del proceso de enseñanza involucra estar de pie y hablar con los estudiantes, pero un tipo de enseñanza en la que esto predomine será probablemente muy inapropiada.


Los estudiantes necesitan hablar entre ellos, necesitan comunicarse con una variedad de personas, necesitan hacer una variedad de actividades relacionadas con el idioma, necesitan retroalimentación de qué tan efectivos han sido o no sus intentos de comunicación.


Entonces, ¿para qué sirve un maestro? En pocas palabras: ayudar a que el aprendizaje ocurra. Metodología es lo que el maestro usa para intentar y alcanzar ese desafiante objetivo.




CONCLUSIÓN


Como profesores o futuros enseñantes de un idioma es importante recordar que nuestro papel en el aula de clases es el de un guía y un facilitador. Un estudiante que decide tomar una clase grupal o privada en cualquiera de sus modalidades tendrá diferentes necesidades y motivos para asistir a ellas. Nuestro rol como profesores será brindar las herramientas necesarias para alcanzar los objetivos del curso o lección y conducir el camino a través de la metodología más adecuada según cada contexto.


Es importante dejar atrás las viejas prácticas de la enseñanza tradicional y dejar que los alumnos tomen un rol más activo en la clase, ya que no se trata de llenar las lecciones con horas de explicación y ejercicios repetitivos, sino de que cada clase sea una oportunidad poner en práctica diferentes habilidades lingüísticas de los aprendientes, pero ¿Cómo se logra esto? ¿Qué herramientas tenemos a nuestra disposición para alcanzar este objetivo?


Eso es algo que iremos desglosando en futuros artículos. La enseñanza es también un proceso de aprendizaje que involucra el desarrollo de diversas habilidades por parte del profesor, no importa si no eres un profesional en el campo, eso no impedirá que puedas convertirte en un excelente profesor de lenguas o español. Si estamos dispuestos a dedicar tiempo y esfuerzo a nuestra labor como enseñantes, es muy seguro que logremos nuestro objetivo: lograr el aprendizaje.



Fuente para este artículo: Scrivener, J. (2005). Learning Teaching: A Guidebook for English Language Teachers. Macmillan Publishers.

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